Son siete las ventajas que ofrece el Real Decreto 900/2015, de 9 de octubre, por el que se regulan las condiciones administrativas, técnicas y económicas de las modalidades de suministro de energía eléctrica.
En la actualidad es posible que cualquier consumidor pueda generar su propia energía eléctrica utilizando, por ejemplo, pequeñas instalaciones de energía solar fotovoltaica, mini-aerogeneradores eólicos o pequeñas centrales de cogeneración. Estas instalaciones generadoras pueden ser conectadas a la red interior de un consumidor, tal y como establece el Real Decreto 1699/2011, que regula la conexión a red de instalaciones de producción de energía eléctrica de pequeña potencia.
Las condiciones técnicas y económicas del autoconsumo se establecen en el Real Decreto 900/2015, de 9 de octubre, por el que se regulan las condiciones administrativas, técnicas y económicas de las modalidades de suministro de energía eléctrica con autoconsumo y de producción con autoconsumo.
Así, las instalaciones para autoconsumo instantáneo permiten disponer de una instalación de generación de electricidad propia, de forma que podamos autoconsumir la energía generada por nuestra instalación en los momentos en los que tenemos consumo en nuestros hogares o edificios. Cuando no hay consumo, y la instalación sigue produciendo electricidad, ésta se podrá verter a la red eléctrica.
El autoconsumo puede suponer grandes ventajas para el consumidor y el sistema eléctrico, entre las que podemos destacar:
- Permite que el consumidor obtenga un ahorro económico y un ahorro energético con una pequeña inversión, siempre que se diseñe la instalación de forma que se ajuste a la demanda.
- El sistema energético adquiere una mayor eficiencia gracias a la generación distribuida, que permite un ahorro energético no inferior al 10%, al evitar las pérdidas por transporte, ya que la energía se produce más cerca de los puntos de consumo.
- Permite un mayor aprovechamiento de las energías renovables y en este caso, el ahorro de emisiones de CO2 a la atmósfera.
- Reduce el consumo de combustibles fósiles y la alta dependencia energética de España con el exterior.
- No supone coste para el sistema eléctrico.
- Reactiva la actividad económica e industrial asociada al sector energético y aumenta la competitividad de las empresas.
- Y además, a partir de una inversión y un ahorro local, se beneficiará a toda la Sociedad.