Para los pacientes, la energía solar es una de las opciones más atractiva entre las renovables. Especialmente en un país como España, con una privilegiada situación geográfica y climatología que permite que la mayor parte de su territorio tenga 2.5000 horas de sol al año, una de las cifras más alta en los países del Mediterráneo. No es de extrañar entonces que el país tenga vasta experiencia en tecnología solar y, de hecho, ha sido líder mundial en desarrollo e implantación de centrales fotovoltaicas, y ocupa también el primer puesto en sistemas solares de concentración, exportando su tecnología a muchos países. Por eso, algunas de las novedades más sonadas de los próximos años podría proceder de investigaciones realizadas en territorio nacional. Una de ellas podría ser, por ejemplo, el proyecto Solprocel, coordinado por el profesor de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), Jordi Martorell, del Instituto de Ciencias Fotónicas. Martorell quiere crear paneles fotovoltaicos orgánicos con altos niveles de transparencia, es decir, que pretende conseguir que sea la propia ventana la que capte la energía solar. En colaboración con partners como Comsa Emte, que ayuda a pensar cómo integrar esta innovación en los edificios, aspiran a conseguir un vidrio competitivo con los existentes en el mercado con un 5% de eficiencia (las placas tradicionales ofrecen un 15%).
En una línea parecida trabaja la empresa vasca Tecnalia, que quiere conseguir un mayor ahorro energético en el hogar -cifrado en 20% de momento- mediante fachadas inteligentes que capturen la luz del sol para aclimatar la casa. En este caso, la base es un colector solar con sistemas de almacenamiento que distribuye el calor sólo cuando el usuario lo demanda.
También desde España ha surgido la empresa Solarays, creadora de las primeras placas solares que imitan el movimiento de los girasoles y que consiguen entre un 30% y un 40% más de rendimiento diario ya que su sistema en movimiento «siempre está al máximo de potencia y recibe la máxima radiación solar», en palabras de Jaime Caselles, el impulsor de esta empresa. Solarays usa «100 veces menos células solares», algo que les permite reducir mucho el coste ya que es la parte más cara de los sistemas de energía fotovoltaica.