Recientemente, España ha dado los primeros pasos hacia un nuevo modelo energético que cambiará la forma en que se produce y consume la electricidad en nuestro país. Se trata del autoconsumo de energía eléctrica, un planteamiento que permite a los consumidores producir parte de la electricidad que emplean en sus hogares o negocios.
Esto supone una evolución radical desde el modelo actual de generación centralizada (la energía se produce en grandes plantas como centrales hidroeléctricas o nucleares y recorre largas distancias hasta consumirla) a la generación distribuida (la electricidad se produce en muchas centrales pequeñas situadas muy cerca de donde se consume).
Hasta hace poco, la generación de energía estaba reservada a las compañías eléctricas y sólo podían recurrir al autoconsumo las viviendas y empresas sin conexión a la red. Luego, la liberalización del mercado eléctrico permitió a cualquiera producir electricidad, pero sólo para venderla a la red, no para autoabastecerse. Sin embargo, a finales de 2011, España aprobó un Real Decreto que autoriza el autoconsumo y abre enormes expectativas, aunque falta por ver si la normativa técnica estará a la altura esperada.
Beneficios del autoconsumo eléctrico
La primera ventaja del autoconsumo es el ahorro: al producir parte de la energía consumida, la factura eléctrica del consumidor se puede reducir un 60-80%. Si además tenemos en cuenta la subida continuada de los precios de la electricidad (un 40% desde 2005), producir energía resultará más rentable que comprarla en una fecha tan próxima como 2015, según calcula el Instituto para el Ahorro y la Diversificación de la Energía.
Una segunda ventaja del autoconsumo es que, como la electricidad no recorre grandes distancias, se evitan las pérdidas de energía en la red. Conviene recordar que, con el actual modelo de generación centralizada, un 10% de la energía eléctrica se pierde durante el transporte y la distribución, con un coste anual de 2.000 millones de euros.
Un tercer beneficio del autoconsumo es que la producción se realiza con tecnologías limpias, lo cual reduce el uso de combustibles fósiles y la dependencia energética. En este sentido, la energía fotovoltaica se presenta como la fórmula más adecuada para generar electricidad destinada al autoconsumo en los hogares por varios motivos: su avanzado nivel de desarrollo, que permite conectar directamente las placas solares a la red doméstica; los precios a la baja, ya que el coste de los paneles solares ha caído un 70% en los últimos cuatro años; y el hecho de que la electricidad se produce de día, que es cuando más se consume. Sin embargo, el autoconsumo también es posible con otras energías renovables como la minieólica, la minitermosolar o la biomasa.
En cuarto lugar, el autoconsumo fomentará el empleo y la actividad económica en el sector de las energías renovables. Su implantación aumentará la demanda de paneles solares y permitirá la creación de empresas locales de servicios energéticos para instalar y mantener las centrales domésticas. Ahora que las primas a las energías renovables se han suprimido en España, el autoconsumo puede asegurar el futuro del sector.
Requisitos para el éxito del autoconsumo
El autoconsumo con energías limpias no es ciencia ficción: en Estados Unidos funciona desde hace más de una década y se ha extendido a países como México, Japón, Alemania, Bélgica o Italia. Incluso países emergentes como Namibia se han interesado por esta fórmula como alternativa a los altos costes de la generación centralizada.
En España, el Real Decreto 1699/2011 que regula la conexión a la red de las instalaciones de producción de energía de pequeña potencia abrió las puertas al autoconsumo. Sin embargo, existen reticencias por parte de las compañías eléctricas, que ven amenazado su monopolio en la producción eléctrica. Por eso, el sector fotovoltaico está muy pendiente de la normativa que prepara el Ministerio de Industria para regular el autoconsumo, ya que unos requisitos inadecuados podrían lastrar su implementación.
El primer aspecto que preocupa a los defensores del autoconsumo es cómo se tratarán los excedentes de energía que generen los usuarios. En principio se apuesta por el sistema de balance neto, medición neta o “net metering”. Creado en Estados Unidos, consiste en que la energía sobrante se inyecte a la red a cambio del derecho a consumir la electricidad equivalente cuando sea necesario (por ejemplo de noche, cuando las placas solares no producen). Esto se puede hacer en cada vivienda (balance neto individual) o en varios edificios (balance neto compartido), lo cual abriría interesantes posibilidades, aunque por ahora la ley no contempla esta opción ya que limita las instalaciones a 100 kW de potencia.
Por otro lado, para que el balance neto funcione, se debe fijar un horizonte de compensaciónadecuado. Se trata del periodo durante el cual se puede consumir el excedente de energía que se ha aportado a la red. Si el horizonte es muy corto, restará rentabilidad a las instalaciones de generación distribuida. En cambio, si el horizonte es muy amplio o ilimitado, se podrían producir abusos. Por eso los expertos proponen un horizonte de compensación de 12 meses, para mitigar las diferencias de producción y consumo a lo largo del año.
Un tercer aspecto básico a regular es el peaje de acceso. Se trata de la compensación que exigen las compañías eléctricas por usar sus redes para distribuir los excedentes del autoconsumo. Dada la situación embrionaria del autoconsumo en España, el coste de este peaje debería ser nulo o muy bajo para garantizar la competitividad de los pequeños productores. Sin embargo, es posible que las compañías eléctricas presionen para fijar un peaje elevado que les compense por los ingresos que dejarán de percibir.
Finalmente, entidades como la Unión Española Fotovoltaica denuncian que la actual limitación de la potencia de las plantas de generación distribuida a 100 Kw debe eliminarse, ya que impediría el balance neto compartido. También es una incógnita si el autoconsumo recibirá primas para fomentar su adopción. Algunos expertos apuestan por introducir incentivos temporales que vayan ligados a la adquisición de equipos de generación eléctrica fabricados en Europa, lo cual sería una manera de fomentar la industria local. Sólo si la normativa acierta en estos aspectos, el autoconsumo arraigará en España y hará posible lo que algunos ya llaman la “Tercera Revolución Industrial”.
Fuente Original: http://www.solarweb.net/ Texto extraído de la pagina http://www.solarweb.net/fotovoltaica/autoconsumo.php