Sencillos trucos para
reducir notablemente su consumo y lo más importante ¡reducir nuestra factura de
la luz! ¿Dispuestos a aplicarlos y ahorrar?
1. Pon un + en tu vida
Escoger un
electrodoméstico clase energética A siempre es una elección de ahorro a medio y
largo plazo, pero con el frigorífico cuantas más “+” se sumen mayor será el
ahorro. Pasar de un clase A a uno A+++ puede suponer un ahorro del 60%.
¡Hablamos de unos 450€ al año!
2. Dile adiós a la
escarcha y al hielo
En la actualidad la
mayoría de neveras son “No frost”, es decir, que impiden la formación de hielo
y escarcha pero ¿por qué es tan importante? Porque tenerlos en nuestra nevera
no enfría más… sino que ¡hacen todo lo contrario! Son elementos aislantes y
dificultan el enfriamiento del interior frigorífico, provocando un despilfarro
de hasta un 30% de energía. Así que si no puedes evitarlos, ¡nunca dejes que la
capa supere los 3mm de espesor!
3. El tamaño sí importa
A mayor tamaño, mayor
consumo. Así que no os dejéis engañar por un gran tamaño yes coged un modelo
adecuado a vuestras necesidades. Por cada 100 litros de capacidad el consumo
aumenta unos 120kW/año, es decir, unos 14,3€/año.
4. Cerrando puertas
Cada vez que abrimos la
puerta el frigorífico pierde frío y por tanto consume más para restablecerlo.
Nuestras madres nos han dicho siempre que debemos ser ordenados y como no
¡tienen razón! Mantener el orden en la nevera y etiquetar los alimentos nos
ayudará a localizarlos antes, es decir, ¡ahorraremos!. Por supuesto, no
olvidéis revisar que las gomas de las puertas están en buenas condiciones y que
las puertas se cierran herméticamente.
5. Menos es más
Cuanto más rebajemos la
temperatura más subirá nuestra factura. Los fabricantes recomiendan mantener el
frigorífico a 5 ºC y el congelador a -18 ºC. ¡Evita que los alimentos toquen la
parte posterior! La producción del frío y su reparto homogéneo se basa en
pequeñas corrientes entre el aire frío y el aire caliente, si no respetamos
esta norma ¡les cerramos el paso! ¿Consecuencias? El aire se estanca y,
mientras que unos alimentos se pueden llegar a congelar, otros ni siquiera se
enfrían.
6. Lejos de sus enemigos
Su situación en la cocina
es vital. Si no le ofrecemos un sitio a su gusto nos castigará con ¡hasta un
15% más de consumo! No soporta las fuentes de calor y los baños de sol¡Aléjalo
de cocinas, hornos y ventanas! Además necesita sentirse libre, puesto que su
motor y sus tubos necesitan estar bien ventilados. Si lo alejamos unos
centímetros de la pared nos premiará con un menor consumo de energía.
7. ¡Cuidado con lo que
guardas!
Una regla de oro ¡nada de
alimentos calientes en el frigorífico! Dejar enfriar en el exterior un litro de
caldo supone ahorrar 0,10€. En cambio, siempre que descongelemos alimentos lo
haremos en el frigorífico ¡nada de malgastar el frío que desprenden! No olvides
tapar o envolver todos los alimentos, no sólo evitarás que se sequen y se
mezclen sus sabores y olores, sino que la humedad interior será menor y
evitarás la formación de escarcha. ¡Tapa todos los líquidos y evita la
condensación!
8. Cuida su aseo
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